La morbosidad es un reflejo innato en el ser humano. Nos fijamos en todo aquel que es diferente, si es demasiado alto, demasiado bajo o padece alguna deformación física.
A principios del siglo XX las personas con defectos ficicos eran desterrados y condenados a vivir juntos, en pequeños circos ambulantes encontrando como único modo de vida ser exhibidos para mayor deleite y sorpresa del morboso público que acudía a aquellas atracciones, todos ellos ávidos de nuevas sensaciones para después poder regocijarse en su condición de “persona normal..
No hay comentarios:
Publicar un comentario